En medio de un escenario energético global marcado por tensiones geopolíticas, sanciones y profundas divisiones económicas, Alejandro Terán, presidente de la Asociación Latinoamericana de empresarios de Petróleo y Gas (Alep), comparte en una entrevista con Sputnik las complejidades y oportunidades de un posible acuerdo energético entre Venezuela y Estados Unidos.
Este pacto, según el líder empresarial, no solo podría redefinir las relaciones bilaterales, sino también el equilibrio del mercado energético mundial.
«La infraestructura energética entre Venezuela y Estados Unidos no es solo histórica, es estratégica», asegura Terán, enfatizando la necesidad de entender que «no es Venezuela quien necesita vender su petróleo a Texas, sino Texas quien necesita comprarlo»,.
Alejandro Terán lidera una asociación que agrupa a más de 150 empresas de servicios petroleros, con una mayoría de capital latinoamericano y una notable representación venezolana.
Estas empresas, que emplean a casi 4.800 ingenieros, sufrieron un duro golpe durante la pandemia y la crisis petrolera de 2020, cuando los precios del barril colapsaron. «Nos organizamos bajo una teoría norteamericana, la teoría de las minorías, para sobrevivir a una crisis que casi nos lleva a la quiebra», explica.
Desde entonces, la asociación no solo ha buscado estabilizarse, sino también posicionarse como un actor relevante en el debate energético, especialmente frente a las decisiones de los gobiernos de Trump y Biden que, según Terán, han afectado tanto a Venezuela como al mercado de Texas.
El caso CITGO: un «autogolpe» energético
Uno de los puntos más controversiales en la relación entre ambos países ha sido la expropiación de CITGO, la filial de PDVSA en Estados Unidos. Según Terán, esta decisión fue un «autogolpe» que afectó gravemente tanto a Venezuela como al mercado energético de Texas.
«CITGO no es solo una empresa, es una infraestructura estratégica que conecta a Venezuela con más de 19.000 puntos de venta de gasolina y calefacción en Estados Unidos», subraya.
«Cuando se expropia CITGO y se interrumpe el suministro de materia prima desde Venezuela, el mercado tejano pierde casi 25.000 millones de dólares al año en servicios, productos y bienes», añade.
Las consecuencias, advierte Terán, se reflejan en un debilitamiento del poder energético estadounidense y una mayor dependencia de mercados externos, algo que considera «inaceptable en términos estratégicos».